EFE.- Al paso de las guerras que dejan decenas de miles de muertos, la devastación de las infraestructuras en Gaza o Ucrania ha borrado parcial o completamente medio millar de inmuebles únicos considerados patrimonio de la humanidad, rastros de historia que en muchos casos serán casi imposibles de recuperar.
De acuerdo con datos del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, en Ucrania “hay más de 475 inmuebles históricos destruidos parcialmente o completamente. Es enorme”, reveló en una entrevista con EFE el subdirector de la Unesco para la Cultura, Ernesto Ottone, al término de la última reunión del organismo responsable de proteger el patrimonio de la humanidad.
En el caso de Gaza, donde la ONU cacula más de 35 mil muertos, por el momento hay 49 sitios patrimoniales que han sido efectivamente destruidos.
“Estamos hablando de territorios muy pequeños, por lo tanto, la destrucción es masiva y la reconstrucción de eso en ciertos países es muy difícil”, lamenta Ottone al tiempo que admite que de momento no existe una estimación sobre el valor monetario de las pérdidas.
Los datos de Ottone sobre Gaza, donde la mitad de los edificios han sido dañados o destruidos, cuentan sólo con los sitios patrimoniales que la Unesco ha podido verificar hasta principios de junio.
El organismo usa el seguimiento remoto basado en imágenes satelitales, ya que las evaluaciones sobre el terreno son imposibles en la situación actual.
Una evaluación preliminar elaborada por el Banco Mundial, la ONU y la Unión Europea, estimaba más de 300 millones de dólares en pérdidas de patrimonio en Gaza hasta principios del año, con 63% de los sitios patrimoniales dañados, de los cuales, 31% han sido totalmente destruidos.
La destrucción intencional de estos sitios, como ocurrió en Palmyra o en la antigua ciudad de Nimrud, son considerados crímenes de guerra, y también ataques a la memoria colectiva de la humanidad, protegidos por la Convención de La Haya.
En casos como la destrucción de Mosul, durante la guerra de Iraq, la arqueóloga Lamia al-Gailani describió la destrucción como “un genocidio cultural”.
Si bien la Unesco tiene programas de reconstrucción posguerra para zonas de conflicto, el problema en estos casos es que estos sitios no tienen suficiente documentación o registros sobre sus propiedades históricas lo que hace muy difícil reconstruir lugares sin estas referencias.
En Odesa, Leópolis, Kiev y Járkov, la Unesco tiene un trabajo en desarrollo para recolectar la mayor cantidad de información posible, y “sobre ese modelo hemos estado trabajando para ver cómo podemos aplicar eso en Libia, en la franja de Gaza, sin embargo, cada realidad es distinta”, indicó el número dos de Cultura de la Unesco.
Los expertos están usando un sistema de observación digital en algunos de estos territorios. “Esto sirve para que cuando el conflicto termine, por un lado, el Estado pueda buscar a los responsables, y que nos sirva como material para la fase de reconstrucción, que es lo que hicimos en Mosul”, cuya reconstrucción comenzó en 2018, explicó.
A ello hay que sumar las pérdidas culturales y de identidad causadas por la guerra, y los desplazamientos. “Cuando hablas de reconstrucción patrimonial, tú no lo puedes sacar del contexto de una reconstrucción del tejido social”, agregó.
En Afganistán, durante el periodo de la invasión estadounidense y el de gobierno democrático, la Unesco logró comenzar labores para recuperar joyas arqueológicas del siglo XII como el minarete de Jam. Avances que volvieron a hundirse con el regreso hace casi tres años de los talibanes al poder y con ello el abandono de los sitios patrimoniales.
“Estuvimos 20 años reconstruyendo el minarete de Jam, pero volvieron los talibanes y se perdió el trabajo”, lamentó.
La reconstrucción de la icónica catedral de Notre Dame, gravemente dañada durante un incendio en 2019, está siendo posible porque “tenemos siglos de inventariado del edificio, sean lecturas, o documentos”, señaló Ottone.
Sin embargo, en países como Afganistán, no hay registros, y los informes sobre las condiciones de las propiedades no se actualizan en años.