¿Sabían que el 69% de los problemas en pareja no tienen solución y todo se basa más en cómo manejamos nuestras emociones? Tere Díaz nos va a explicar cómo es una relación emocionalmente inmadura y qué actitudes dañan por completo la relación.
Si llegaron aquí es porque tienen dudas sobre si tienen una relación emocionalmente inmadura y cuáles son las señales que deberían de tomar en cuenta, así que les vamos a explicar.
¿Estás en una relación emocionalmente inmadura?
Se puede pronosticar un rompimiento amoroso, incluso un divorcio, cuando en la vida de pareja se usan los siguientes “ingredientes” en la comunicación que no se deben hacer:
Te critica por todo. Utilizar palabras negativas sobre el carácter y personalidad de la otra persona: enjuicia, culpa y difama al otro. Por ejemplo: “Eres un flojo, siempre te levantas tarde”.
¿Qué hacer? Contra la crítica hay que usar la auténtica queja que permite externar de manera asertiva lo que necesitamos y lo que nos lastima sin criticar al otro.
Hace unos desplantes de desprecio. Se refiere a cualquier afirmación que busca poner al otro en un lugar de inferioridad en la relación con el fin de rebajarlo como el sarcasmo, escepticismo, insultos, gestos, y burla. Por ejemplo: Corregir la forma de hablar del otro y hacerle gestos con la cara. Es el ingrediente más agresivo porque contiene amenazas y provocaciones desde un lugar de superioridad. “Sí me levanto tarde, ¿y?, deja de fregarme, o ¿acaso vas a denunciarme por eso?
¿Qué hacer? Contra el desprecio, la admiración al otro. Vernos como iguales y no desde una actitud de superioridad. en vez de ver al otro “hacia abajo” se le observa con genuina curiosidad.
Tiene actitud persecutoria o celosa. Desde la inseguridad y por no hacerse cargo de los propios temores persigue, pregunta, manipula, transgiversa información, revisa gadgets y ropa. Espiarlo para cacharlo en el error o la supuesta “mentira”.
¿Qué hacer? Aprender a calmarse y revisar los propios temores e historias de abandono o humillación.
Acusa o pone en evidencia tus actitudes frente a otros. Ante la imposibilidad de conversar saca temas de pareja con hijos, amigos o familiares, o directamente da información a alguien que supuestamente “tiene más influencia sobre él o ella” para que lo corrijan.
¿Qué se debe de hacer? Iniciar conversaciones suaves en momentos y lugares oportunos para plantear el problema y saber poner límites.
Tiene una actitud insistente. Repite, explica, suplica, interpreta, y vuelve a repetir para que el otro cambie en vez de poner los límites necesarios para preservar su integridad física y emocional.
¿Qué sí hacer? Poner foco, seriedad e intensidad a lo que se quiere decir de manera clara, precisa y contundente y dar tiempo a que se reciba o de lo contrario se actúa.
Siempre tiene una actitud defensiva. Ante la crítica y el desprecio uno quiere defenderse: “El problema eres tú, no yo”. Cuando me siento no aceptado, no asumo la responsabilidad de nada, ni siquiera cuestiono mi participación en el problema, todo se lo regreso al otro para defenderme. Por ejemplo: “No hice el depósito porque tú no me avisaste”. Con la actitud defensiva nadie gana pues cada uno se afianzan en su posición rígida.
¿Qué sí hacer? Ver qué parte del desencuentro tiene que ver con mi actitud y mis creencias, y hacerme cargo de qué y cómo actuar.
Siempre se victimiza o infantiliza. Llora, se enferma, se pasma, reclama para que la otra persona reaccione por compasión o indefensión. ¿Qué se tiene que hacer? Asumir responsabilidades por la propia vida y pedir desde el lugar de adulto competente.
Hace unos berrinchitos o berrinchotes. Se ofende, azota puertas, se va sin avisar, regaña, para no confrontar el problema. ¿Qué sí hacer? Aprender a calmarse y a verbalizar el malestar de manera adulta.
Tiene una actitud evasiva. Ante la imposibilidad de diálogo y ya con el desgaste acumulado, uno de los dos se distancia y actúa como si no le importara lo que el otro dice. La actitud evasiva muestra un cuerpo cerrado que no da señales de interés y apertura al diálogo.
¿Qué sí hacer? Aprender a calmarse para no retirarse. El estrés nos supera y nos lleva a aislarnos, a no escuchar, con el fin de no experimentar malestar. Hemos de tranquilizarnos y poder retomar una conversación es esencial.
Actitudes que revelan la madurez emocional
- Reconocer lo que nos pasa
- Ponerle nombre
- Dejarnos sentir sin temer al sentimiento
- Distinguir qué corresponde a una respuesta al presente y qué viene de atorones pasados
- Expresarnos habiendo filtrado la información por la neocorteza de manera oportuna y constructiva
- Hacernos responsables de lo que nos corresponde
- Pedir de manera asertiva lo que requerimos
- Escuchar y negociar
- Llegar a un acuerdo temporal a revisar o a actualizar en un periodo de tiempo
¿Pero que hay que hacer?
- Aprender a calmarse
- Yoga emocional
- Comunicación auténtica
- Escucha empática
- Comunicación asertiva
- Tolerar posponer la gratificación
- Ceder para ganar con negociaciones eficaces
- Cumplir acuerdos
- Renegociar cuando caduque el acuerdo
Especialista: Tere Díaz. Psicoterapeuta especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Autora de libros “¿Cómo identificar un patán?”, “¿Por qué nos mentimos si nos amamos?”, “El que busca encuentra, ¿cómo atraer y enamorar?