La miel de abeja ha adquirido un alto valor tanto para la elaboración de cosméticos como de productos farmacéuticos. Esto porque sus propiedades benefician el cuidado de la piel, así como la salud de las personas que la consumen de forma habitual; aunque se deben tener algunas precauciones.
Este alimento nutracéutico contiene micro y macronutrientes: como los hidratos de carbono y proteínas; así como antioxidantes, aminoácidos y vitaminas (calcio, manganeso, fósforo, potasio, zinc, niacina, ácido pantoténico). Todo ello permite que las personas obtengan numerosos beneficios a corto y largo plazo.
Por ejemplo: facilita la digestión y la asimilación de los alimentos, protegiendo contra úlceras y gastritis o ayuda a tener un mejor descanso por sus propiedades sedantes, coadyuvando a la producción de serotonina, sostiene Darci Maciel Limongi, licenciada en Nutrición.
Esta también promueve la cicatrización de quemaduras y heridas y tiene efectos antiinflamatorios. “Cuando es una miel de abeja mínimamente procesada, es rica en antioxidantes y contiene flavonoides y ácidos fenólicos”, asegura Samia Cruz, fundadora de Mi Buen Comer y coach nutricional.
Aunque posee muchas ventajas en comparación con la azúcar refinada – la cual no contiene nutrientes y tiene una aporte calórico mayor– ambas especialistas resaltan que es importante no ingerirla en altas cantidades, pues esta también eleva el azúcar en sangre. Por esta razón su consumo debe ser moderado, sobre todo, si las personas padecen diabetes o si llevan algún tipo de dieta.
¿La miel de abeja y la jalea real son lo mismo?
La respuesta a la pregunta anterior es un no contundente. Más allá de la forma en como las abejas producen estas dos sustancias, ambas tienen una composición y consistencia distinta. Esto provoca que la “jalea real posea un mayor contenido calórico”, asegura Darci Maciel.
Esta también aporta algunos beneficios diferentes: como mejorar la salud mental, estimular las funciones físicas de las personas mayores. Incluso, en el caso de las mujeres puede ayudar a calmar el síndrome premenstrual.
Mientras que, a decir de Samia Cruz- la miel de abeja puede ayudar a combatir enfermedades bucodentales, prevenir la placa dental y la gingivitis.
Por supuesto, entre sus efectos más conocidos está el hecho que ayuda a calmar el dolor de garganta; así como fortalecer el sistema respiratorio para recuperarse con mayor rapidez de padecimientos como una gripe, faringitis o laringitis.
¿Cómo consumirla?
Si bien es posible ingerirla sola de forma líquida, y mientras más natural mejor, también cabe la posibilidad de integrarla como parte de distintas preparaciones en los alimentos.
“La puedes consumir líquida en smooties, aderezos, para endulzar postres y bebidas. Sólida para untar. Esta es la que se conoce como miel mantequilla. Es deliciosa”, comenta la fundadora de Mi Buen Comer.
Por su parte, Darci Maciel sostiene que también se emplea como una fuente de azúcares para producir vino y cerveza de miel. El panal –dice– es otra manera de consumirla. Este se corta en trozos pequeños y se mastica, de forma tal que poco a poco van extrayendo todos los nutrientes y sabores. Aunque es importante desechar los restos de cera de abeja que queden en la boca.
La miel de abeja es, sin duda, uno de los alimentos que aporta múltiples beneficios a la salud de las personas, aunque se debe tener cuidado en no exceder su consumo.