Una de las ideas que planean entre las personas con exceso de grasa corporal es la duda de si están relacionados la piel y el cabello graso. Según los expertos de los Laboratorios Dermatólogicos Ducray, la respuesta es afirmativa.
El cabello graso puede ser producido por varios factores: cambios hormonales, malos hábitos alimenticios, estrés, ingesta de ciertos medicamentos, o el cúmulo de sebo en el cuero cabelludo por el lavado con productos inapropiados, según explican los especialistas del Hospital Capilar (https://hospitalcapilar.com).
Cutis y cabello graso son consecuencias de la hiperproducción de sebo de nuestras glándulas sebáceas, “que son especialmente abundantes en el cuero cabelludo y en la zona central del rostro, es decir la zona en T, que comprende: mentón, frente y la nariz y sus bordes, así como en la parte superior del tronco, es decir el dorso y el escote, afirman desde Ducray (www.ducray.com/es).
EL CUTIS
Las glándulas sebáceas pueden producir en demasía por diferentes razones, pero para la mayoría de las personas, tener el rostro graso es una cuestión de genética.
Esperanza Sáenz, responsable de imagen en Nezeni Cosmetics (www.nezeni.com), indica: “Con exceso de grasa en la piel del rostro, los poros se obstruyen y podrían aparecer espinillas y brotes de acné”.
Pero la especialista añade que no es malo del todo tener este tipo de piel porque “es menos probable que muestre signos prematuros de envejecimiento y siempre parece más joven que la seca, debido a que los aceites naturales de la dermis la hacen menos propensa a sufrir líneas finas y arrugas”.
Una cuestión a tener en cuenta es que algunas personas disimulan su tez oleosa con maquillaje “y puede llegar a ser frustrante, porque la grasa acabará saliendo a la superficie. Lo mejor es utilizar papeles secantes y bases matificantes específicas”, agrega Esperanza Sáenz.
TRUCOS PARA EL EXCESO DE GRASA CORPORAL
Pero los especialistas indican también que existen diferentes opciones para reducir la cantidad de sebo que se produce, por ejemplo, exfoliar la zona de forma regular.
“Aunque nuestro instinto nos diga que debemos utilizar el exfoliante más abrasivo, lo mejor es elegir uno suave. Así evitaremos dañar el cutis a largo plazo”, indica Sáenz.
Pero no se debe caer en una exfoliación excesiva, “porque, por paradójico que parezca, esto puede hacer que se produzca aún más sebo, debido a las señales que la piel envía a las glándulas. Si le quitas sus aceites naturales, la piel enviará un aviso para que se fabrique aún más aceite que antes, causando un caos grasiento”, añade la experta.
Lo mejor, según Sáenz es, “a ser posible por la mañana y antes de acostarse, limpiar la zona utilizando agua micelar y evitar los productos que contengan aceites comedogénicos, ya que pueden obstruir los poros y provocar acné”.
Entre las desventajas del rostro graso es que se puede sufrir de manchas o hiperpigmentación después de brotar, así que conviene prevenirlo, por lo que la experta dice que “la exfoliación regular ayuda, pero el uso de una buena crema de protección solar nos vendrá muy bien para minimizar la posibilidad de que aparezcan estas manchas o marcas oscuras”.
EL CABELLO
Las glándulas sebáceas producen sebo como medida protectora de las fibras capilares a los factores externos. Un cabello graso es consecuencia de un exceso en esa producción de sebo.
“Las causas pueden ser como las del rostro grasiento: cambios hormonales, estrés, aumento de actividad física, algunas enfermedades sistémicas, el uso de medicamentos, por lavar el pelo con productos inadecuados, una mala técnica de lavado, el abuso de sombreros, gorras o tocados, o a una manipulación excesiva del cabello”, explica la doctora Mª Eugenia Segovia, cirujano capilar de la clínica Hospital Capilar.
El pelo graso presenta un aspecto apelmazado, descuidado y carente de volumen. Una situación que empeora en verano por las agresiones exteriores a las que el cabello se somete, además del exceso de sudoración propio de la época.
Desde Hospital Capilar añaden que este tipo de cabello puede provocar, en el peor de los casos, una obstrucción en la oxigenación del pelo, evitando que reciba los aportes necesarios de nutrientes y oxigenación que precisa para su mantenimiento, con una caída excesiva del cabello o la aparición de la dermatitis seborreica, relacionada con la alopecia, que conlleva síntomas como picor, enrojecimiento y descamación a nivel capilar.
IDEAS PARA EL CABELLO GRASO
“Debemos utilizar un champú adecuado a nuestras necesidades, teniendo en cuenta que no es el cabello lo que debemos lavar, sino más bien el cuero cabelludo”, apunta la doctora Segovia.
El producto se debe aplicar con un masaje, dejándolo actuar unos minutos para, posteriormente aclararlo con agua tibia, pero “hay que vigilar que eliminemos los restos del champú u otros elementos que utilicemos, ya que, de lo contrario, éstos se acumularán a la suciedad previa al lavado”, añade la cirujana.
Quien apunta que, “dado que el exceso de producción de grasa suele estar relacionado con una desregulación del pH, será conveniente combinar un champú seborregulador que limpie más en profundidad con otro de uso frecuente de pH neutro, con el fin de conseguir el reequilibrio del mismo”.
Además, se aconseja no abusar del uso de champús en seco para mantener el cabello con apariencia limpia durante más días, ya que se podrá acumular más suciedad e irritar el cuero cabelludo.
La doctora también recomienda acondicionadores y mascarillas, pero aplicadas de medios a puntas y nunca en la raíz, así como el uso de un exfoliante capilar una vez en semana, para ayudar a mantener el cuero cabelludo sin residuos.
En épocas de calor se podrá lavar incluso dos veces al día, en caso de ser necesario. “Es un mito que no debamos lavar el pelo a diario. Se debe lavar según las necesidades que requiera. Si no lo lavamos lo suficiente, lo taponaremos al acumular el exceso de sebo, causando un estrés a los folículos que contribuirá al debilitamiento y a la caída posterior del cabello”, recalca la especialista de Hospital Capilar.
Además, para combatir el cabello graso “será esencial llevar una dieta sana y equilibrada, evitando, en la medida de lo posible, los alimentos ultraprocesados, el alcohol o los azúcares refinados y aumentando el consumo de alimentos ricos en vitaminas y minerales; ya que las dietas deficitarias en vitaminas, fundamentalmente del grupo B, pueden aumentar los niveles de secreción sebácea”, concluye la doctora.