EFE.- “La protección del clima no es un crimen”, justificó este miércoles la activista sueca Greta Thunberg en un tuit, después de ser desalojada ayer martes por la Policía en una acción de protesta en la zona de Lützerath en el estado federado de Renania-Palatinado (Alemania).
Thunberg fue expulsada junto con varias decenas de activistas más que se quejaban por la ampliación de la mina de lignito de Gatzweiler.
En su mensaje a través de la red social Twitter, publicado esta mañana, explica a sus seguidores que ayer formó parte de un grupo que “protestaba pacíficamente por la expansión de una mina de carbón en Alemania”. “La Policía nos acorraló y luego nos detuvo, pero nos dejaron marchar esa misma tarde”.
Fuentes policiales confirmaron que la zona estaba acordonada por razones de seguridad y explicaron que el desalojo se llevó a cabo porque permanecer allí era “peligroso”, por lo que los agentes procedieron a llevarse una a una, en volandas, a los activistas, que fueron posteriormente retenidos de manera temporal para tomar sus datos y ser identificados.
El pasado sábado, Thunberg ya participó en una marcha pacífica organizada por una alianza de asociaciones movilizadas para protestar contra la demolición de la localidad de Lützerath para proceder a la ampliación de la mina.
Varios grupos de personas intentaron cruzaron las barreras policiales para acceder al pueblo acordonado, lo que la Policía no consideró algo “pacífico”, sino “una búsqueda deliberada de la confrontación”, por lo que hizo uso de cañones de agua, gas pimienta y porras, y practicó una docena de detenciones.
Esta resistencia ha sido condenada por el Gobierno del canciller alemán Olaf Scholz, cuyo Ministerio del Interior la calificó de “violenta” y aseguró que “obstaculizó la labor de los equipos sanitarios”, mientras que los activistas acusaron a las fuerzas policiales de actuar “con una contundencia desproporcionada, incluidos golpes de porras en la cabeza”.
El Gobierno alemán prevé abandonar la extracción de carbón en Renania del Norte-Westfalia en 2030, pero el acuerdo suscrito el año pasado con la energética RWE permite incrementar a corto plazo su extracción ante la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.