El Pentágono anunció el miércoles un paquete de ayuda a Ucrania que incluye munición perforante de uranio empobrecido para tanques Abrams. Reino Unido ya ha enviado proyectiles similares.
El Kremlin afirmó el jueves que Estados Unidos tendría que responder por las “tristísimas consecuencias” de su decisión de suministrar munición de uranio empobrecido a Ucrania.
El Pentágono anunció el miércoles un paquete de ayuda a Ucrania que incluye munición perforante de uranio empobrecido para tanques Abrams. Reino Unido ya ha enviado proyectiles similares.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que el uso intensivo de este tipo de munición por parte de la OTAN en el bombardeo de Yugoslavia en 1999 había provocado un aumento de los casos de cáncer y otras enfermedades.
“Estas consecuencias las sufren también las generaciones posteriores de quienes de algún modo entraron en contacto o estuvieron en zonas donde se utilizaron estas armas”, declaró a la prensa, afirmando que ahora ocurriría lo mismo en Ucrania.
El uso de municiones de uranio empobrecido es muy discutido; la Coalición Internacional para la Prohibición de las Armas de Uranio afirma que ingerir o inhalar incluso polvo de uranio empobrecido puede provocar cáncer y defectos congénitos.
Pero un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre el impacto del uranio empobrecido en Serbia y Montenegro, en la entonces Yugoslavia, no encontró “ninguna contaminación significativa y generalizada”.
El Organismo Internacional de Energía Atómica, organismo de control nuclear de la ONU, afirma que los estudios realizados en la antigua Yugoslavia, Kuwait, Irak y Líbano “indicaron que la existencia de residuos de uranio empobrecido dispersos en el medio ambiente no supone un peligro radiológico para la población de las regiones afectadas”.
Algunos políticos serbios han rebatido esta afirmación y han informado de un aumento de la incidencia de tumores malignos, y de muertes por esta causa.
La Royal Society británica afirmó en un informe de 2002 que los riesgos para el riñón y otros órganos derivados del uso de municiones de uranio empobrecido eran muy bajos, tanto para la mayoría de los soldados sobre el terreno como para quienes vivían en la zona del conflicto.
Reino Unido afirma en sus directrices que sería difícil inhalar suficiente polvo de uranio empobrecido como para causar lesiones.