En medio de una crisis mediática para las fuerzas armadas, sobre todo marcado por la extracción de 6 TB de información confidencial que sufrió en semanas pasadas la Secretaría de la Defensa Nacional y su propio titular el general Luis Crescencio Sandoval, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, presumió las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre la reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana.
El presidente aprovechó su conferencia matutina de este jueves para mostrar que, de acuerdo con la encuesta del Inegi, el 84.9% de la población confía en la Marina; el 82.3% en la Secretaría de la Defensa Nacional y el 71.9% en la Guardia Nacional, adscrita al Ejército mexicano. “Sigan votando en contra” de las fuerzas armadas, llamó con sorna el presidente a los legisladores de oposición.
“Quiero presumir algo, quiero tirar aceite”, reconoció López Obrador antes de presumir también que según la misma encuesta del Inegi el 64.4% de la población dijo sentirse insegura que, aunque la cifra sigue siendo elevada, es la más baja registrada desde 2013.
“Es percepción, pero ayuda mucho a entender que la gente sí está sintiendo que estamos haciendo un esfuerzo para garantizarles la paz y la tranquilidad”, dijo.
“Estamos trabajando para eso todos los días, con profesionalismo, de manera coordinada. A veces por eso no considero justo que de manera grosera traten a servidores públicos del gabinete de seguridad, no lo considero justo y menos cuando está de por medio solo la politiquería”, acusó el mandatario en su tradicional comparecencia diaria.
Como fue el tono de casi toda su conferencia, el presidente lanzó críticas en contra de los bloques de oposición, a quienes llama “nuestros adversarios los conservadores”. Ahora, dijo en tono irónico, critican a las fuerzas armadas cuando “ellos fueron los que militarizaron el país. Ellos eran los que permitían la tortura, las masacres, los que daban la orden del ‘mátalos en caliente’”.
“Ahora, como buenos hipócritas conservadores, se convierten en los paladines, en los defensores de los derechos humanos. No somos iguales, tienen muy malos sentimientos, malas entrañas, son malos de ‘malolandia’”, lanzó el mandatario en su intervención de este jueves, en la que también habló de reducción en delitos como el huachicoleo.
Datos presentados durante su conferencia indican que en diciembre de 2018 se robaban 72,000 barriles diarios de combustible, cifra que bajó a 5,200 barriles diarios en septiembre de este año. Esto ha representado un ahorro de 231,000 millones de pesos.
“Nos ayudó el pueblo, hubo bloqueos, nos destruyeron ductos, tuvimos que recurrir a la compra de más de 600 pipas para transportar gasolina porque no lo podíamos hacer por los ductos. La gente nos ayudó porque aguantó, porque la mafia que dominaba esto pensaba que no íbamos a resistir por el desabasto de gasolina y resistimos”, enfatizó.
El presidente refirió que este proceso de combate a la corrupción ha enfadado a sus opositores. “Están con mucho coraje y se obnubilan y han desatado campañas de desprestigio, guerras sucias, cuando no es el plan del señor X, es el plan chachalaca, o el plan Guacamaya, o el plan zopilote, o el Pejeleak y no les ha funcionado nada”.
No obstante, reconoció que todavía hay pendientes, pero se dijo contento porque visualiza que en 2024 la Presidencia se mantendrá en Morena.
“Hay relevo a la vista”, dijo. “Todavía no ha terminado de morir lo viejo y no ha terminado de nacer lo nuevo. Estamos sentando las bases, estoy seguro que voy a entregar la estafeta a quienes van a continuar, estoy seguro de eso, eso me tiene muy contento porque no va a haber marcha atrás. Ya no van a regresar los corruptos”.