La Fiscalía de Oaxaca informó que los dos policías municipales presuntamente vinculados con el homicidio del estudiante Diego Paz, fueron imputados por el delito de ejecución extrajudicial.
Los agentes municipales de Santa Lucía del Camino habrían disparado contra el joven y un amigo, luego que intentaron evadir un alcoholímetro.
Esta es la primera vez que se abre una investigación en México por este delito, destacó la Fiscalía de Oaxaca.
Qué es la ejecución extrajudicial
El pasado 21 de junio de 2024, entró en vigor en Oaxaca la reforma al Código Penal estatal que castiga el delito de ejecución extrajudicial a partir de una iniciativa ciudadana, y lo define así:
- “Comete delito de ejecución extrajudicial el integrante o miembro de cualquier corporación de seguridad pública estatal o municipal que, estando en ejercicio de su cargo, actuando arbitrariamente o con abuso o exceso de fuerza, prive de la vida a una o más personas, así como cualquier persona que con el consentimiento, aprobación, orden o apoyo de cualquier servidora o servidor público estatal o municipal prive de la vida a una o más personas”.
La adición al artículo 292 contempla penas de 50 a 70 años de prisión, que pueden aumentar hasta los 93 años de cárcel en caso de que la víctima sea defensor de los Derechos Humanos.
Además, este delito es imprescriptible, es decir, que la ley puede perseguir al responsable mientras éste siga con vida.
La iniciativa del el Comité de Víctimas por Justicia y Verdad 19 de Junio (Covic), con el apoyo de la Red Estatal de Víctimas Tomás Martínez, surgió a partir de los hechos violentos donde murieron seis personas en Asunción, Nochixtlán, el 19 de junio de 2026.
Diego Paz
Diego Paz tenía 22 años y estudiaba la carrera de Comunicación en la Universidad Anáhuac de la Ciudad de Oaxaca. Era hijo único. Sus padres publicaron una carta en medios locales, que reza así:
“Diego era nuestro hijo único, una esperanza que ustedes mataron. Era un estudiante de comunicación, un joven que soñaba con transformar la realidad a través de los medios, con ser una voz honesta en un mundo que cada día la necesita más […] Cuando decidieron cercenar su futuro, no solo mataron a Diego, mataron también su sueño de cambiar el mundo, de ser un agente de luz y verdad”.
“Diego no merecía morir. Su joven alma no merecía ser destruida de esta manera. Ustedes, quienes tienen hijos, deben comprender que han cometido un acto imperdonable. La sangre de Diego pesa sobre sus cabezas. La sociedad no puede seguir soportando un sistema que permite que los servidores públicos se conviertan en sus verdugos”.
