El cambio climático provocado por la humanidad subió la temperatura y multiplicó por cuatro las posibilidades de que se produjera el letal calor que ha castigado este mes el suroeste de Estados Unidos, México y Centroamérica, según un nuevo estudio rápido.
Las temperaturas sofocantes que provocaron golpes de calor en zonas de Estados Unidos eran 35 veces más probables y 1.4 grados centígrados más altas debido al calentamiento impulsado por la quema de carbón, petróleo y gas natural, indicó el World Weather Attribution, una organización de científicos que realiza estudios rápidos no revisados por pares sobre atribución climática.
“Es un horno, no puedes estar aquí”, dijo Margarita Salazar Pérez, de 82 años y residente de Veracruz, en su casa sin aire acondicionado. La semana pasada, el desierto de Sonora alcanzó los 51.9 grados, el día más caluroso en la historia de México, según el coautor del estudio Shel Winkley, meteorólogo de Climate Central.
Y fue aún peor por la noche, que fue lo que hizo esta ola de calor tan mortal, indicó la científica climática del Imperial College of London, Friederike Otto, que coordina el equipo de atribución. El cambio climático hizo que las temperaturas nocturnas fueran 1.6 grados más altas, y aumentó en 200 veces la probabilidad de un calor vespertino inusual, señaló.
Simplemente no había aire fresco por la noche, como está acostumbrada la gente, dijo Salazar Pérez. Los médicos dicen que las temperaturas más frescas de la noche son claves para sobrevivir a una ola de calor.
Al menos 125 personas han muerto por ahora, según el equipo de World Weather Attribution.
Karina Izquierdo, asesora urbana para el centro climático de Cruz Roja y la Media Luna Roja en la Ciudad de México y coautora del informe, dijo que el nivel de intensidad y los riesgos asociados al fenómeno están claramente relacionados con el cambio climático.
La parte alarmante sobre esta ola de calor, que técnicamente sigue abrasando Norteamérica, es que ya no está fuera de lo habitual, dijo Otto.
Estudios previos del grupo han analizado temperaturas tan extremas que las consideraron imposibles sin el cambio climático, pero no es el caso de esta ola de calor.
“Los cambios que hemos visto en los últimos 20 años, que parece apenas ayer, son muy fuertes”, explicó.
Su estudio concluyó que ahora es cuatro veces más probable que se produzca esta ola de calor que en el año 2000, cuando la temperatura era 0.5 grados más baja que ahora.
El estudio se centró en una amplia sección del continente que incluía California, Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, México, Guatemala, El Salvador, Belice y Honduras, y los cinco días más calurosos consecutivos y las cinco noches consecutivas más calurosas.
Para la mayor parte de esos lugares, esos cinco días fueron del 3 al 7 de junio, y las noches del 5 al 9 de junio. Pero en algunos lugares, el máximo de calor comenzó el 26 de mayo, dijo Otto.