Hoy el rockstar del amor, mi querido Mario Guerra viene a explicarnos si es buena idea vivir juntos antes de casarse. Ustedes qué dicen ¿Conviene o no conviene vivir juntos antes de casarse o comprometerse?
La universidad de Carolina del Norte dice que en los últimos 50 años, el porcentaje de hombres y mujeres que “cohabitan” antes del matrimonio ha aumentado en casi un 900 por ciento.
Hoy, el 70% de las mujeres de 30 a 34 años han convivido con una pareja masculina, y dos tercios de los nuevos matrimonios tienen lugar entre parejas que ya han vivido juntas durante un promedio de 31 meses.
¿Es buena idea vivir con mi pareja antes de casarnos?
Casi una docena de estudios desde la década de 1970 hasta principios de la década de 2000 mostraron que los hombres y mujeres que vivían juntos antes del matrimonio tenían muchas más probabilidades de divorciarse que las parejas que pasaban directamente de las citas al matrimonio.
De hecho, en promedio, los investigadores encontraron que las parejas que cohabitaron antes del matrimonio tenían un 33 por ciento más de posibilidades de divorciarse que las parejas que se mudaron juntas después de la ceremonia de la boda.
Pero ¿por qué ha aumentado el número de parejas que viven juntas antes del compromiso?
La razón principal (61%) es que quieren pasar más tiempo con la persona con la que están saliendo. Otros argumentan razones financieras (19% por ciento), otros quieren probar la relación (14%) o están los que no creen en el matrimonio (6%).
Pero una cosa son las intenciones o expectativas personales y otra la intención de la otra persona. Una investigación realizada en RAND Corporation por los sociólogos Michael Pollard y Kathleen Mullan Harris y un estudio realizado en la Universidad de Denver describe las siguientes diferencias, conocidas como “asimetrías de género”:
- Hombres jóvenes: Muestran significativamente un menor nivel de compromiso y dedicación en la relación que las mujeres cuando cohabitan juntos sin un compromiso explícito.
- Mujeres jóvenes: Las mujeres tienden a ver el cohabitar con una pareja como un paso previo al matrimonio o al menos como un signo de mayor compromiso en la relación.
¿Deberías de tomar el control o dejar que las cosas pasen?
La Dra. Meg Jay, psicóloga clínica de la Universidad de Virginia, ha identificado dos tipos de personas cuando se trata de vivir juntos.
Los «Deciders» son aquellos que esperan comprometerse antes de mudarse juntos. Deciden vivir juntos porque están seguros de que su relación es seria y comprometida.
Los «Drifters» son aquellos que empiezan a vivir juntos sin haber hablado de compromiso. Pueden empezar moviendo cosas pequeñas a la casa de su pareja, y gradualmente van mudando más cosas, sin darse cuenta de que están comprometiéndose más de lo que querían.
¿Es el divorcio realmente el peor problema cuando se trata de vivir juntos?
Una publicación de 2021 del Instituto de Estudios de la Familia en los Estados Unidos señala que la mayoría de los estudios sobre si vivir juntos afecta a la relación solo se enfocan en las posibilidades de divorcio, no en la calidad de la relación en sí.
Es decir, se considera un éxito si una pareja no se separa, pero no se considera si realmente están felices juntos. Sin embargo, un estudio publicado en la revista de Psicología Familiar sugiere que aquellos que viven juntos antes de comprometerse (43%) informaron menos satisfacción en el matrimonio, dedicación y confianza, así como una comunicación más negativa y un mayor riesgo de divorcio en comparación con aquellos que viven juntos sólo después del compromiso (16%) o no viven juntos hasta el matrimonio (41%).
¿Es vivir juntos antes de comprometerse una mala idea?
Todo apunta a que sí, pero ¿por qué? Podría ser que tenga algo que ver con la teoría de la inercia. La inercia se refiere a cómo nos cuesta cambiar nuestra forma de actuar y pensar. Es posible que cuando dos personas se mudan juntas, se vuelva más difícil dejar de estar juntos, incluso si no es lo mejor para ambos. La idea de la inercia es que a veces nos empuja a comprometernos cuando tal vez no lo haríamos si tuviéramos más tiempo para pensar.
La Dra. Jay la llama «lock-in», lo que significa estar atrapado. El fenómeno del «lock-in» se refiere a cuando nuestra intención de buscar otra pareja o dejar la actual disminuye debido a la inversión emocional y material que ya hemos hecho. Compartimos gastos, muebles, el coche, a veces los ingresos, amigos y vecindario, incluso mascotas.
Muchas personas se acostumbran a vivir con niveles más bajos de felicidad de lo que podrían tener fuera de esa relación. La Dra. Meg Jay ha notado un aumento en los casos en los que hombres y mujeres desperdician sus 20 y 30 años «atrapados» en relaciones que solo habrían durado unos meses si no hubieran comenzado a vivir juntos. Muchas personas terminan comprometiéndose o casándose debido a la inercia y no por deseo de hacerlo, sino porque es “lo que toca hacer”.
Es decir, no es el amor o una decisión libre, sino la inercia lo que lleva a las personas a quedarse juntas sin tener necesariamente las competencias sociales o la madurez para cohabitar con alguien.
¿Cuáles son las 8 competencias necesarias para llevar una buena relación?
- Comunicación efectiva: la capacidad de escuchar activamente, expresar sus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa y manejar conflictos de manera constructiva.
- Habilidades de resolución de problemas: la capacidad de identificar y resolver problemas de manera efectiva y colaborativa.
- Habilidades de negociación: la capacidad de llegar a un acuerdo mediante el diálogo y la comprensión mutua.
- Habilidades de adaptación: la capacidad de adaptarse a los cambios y a las diferencias individuales en la relación.
- Habilidades de planificación y organización: la capacidad de planificar y organizar tareas y responsabilidades en el hogar.
- Habilidades de manejo del tiempo: la capacidad de priorizar y manejar el tiempo de manera efectiva.
- Habilidades emocionales: la capacidad de reconocer y manejar las propias emociones y las emociones de la pareja.
- Habilidades de apoyo: la capacidad de ofrecer y recibir apoyo emocional y físico de la pareja.
En conclusión…
Lo que conduce al divorcio o fracaso en la relación es cuando las personas se mudan con alguien, casados o no, antes de tener la madurez y la experiencia para elegir parejas compatibles y comportarse de manera que puedan sostener una relación a largo plazo. La entrada temprana en el matrimonio o la cohabitación, especialmente antes de los 23 años, es el factor de riesgo más crítico para el divorcio o insatisfacción dentro de una relación.
Lo que nos puede hacer fracasar es dejarnos llevar por la inercia en vez de razonar nuestra decisión de quedarnos juntos en una relación de compromiso. Parece ser que es mejor primero decidir y luego irse a vivir juntos que irse a vivir juntos para luego decidir.