“México tiene una crisis de refugio”, afirmó el ex comisionado del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Gillén, quien consideró que “el efecto mediático de Ferromex fue valioso para que se tomen medidas humanitarias correspondientes” al tamaño del problema migratorio; “no es población que deba ser tratada con las violencias del INM ni de la Guardia Nacional”.
En entrevista para “Así las Cosas” con Javier Risco detalló que en 2022 la cifra de movilidad llegó a 2.5 millones, “una escala impresionante que podría ser rebasada en este 2023”, esto debido a que el perfil social de los migrantes cambió, ya no son los mexicanos y centroamericanos que migraban por condiciones económico-laborales.entre el 2012 y 2019.
Ahora dijo, “estamos frente a una población forzada…el producto de proteger a su vida y sus familias ha sido salir, entonces la crisis que tenemos es una crisis de refugio”.
Recalcó que “México debe reconocer el perfil de refugio, activar el marco jurídico que incluye el compromiso de convenios internacionales sobre el derecho de las personas a solicitar refugio”: la Ley de refugio y protección complementaria que deben ser comandas por la Comar.
Lamentó que en México “llegamos a un punto extremo de no respetar la vida de las personas”, “ni siquiera al flujo mexicano le ponemos atención, cuando está creciendo en grupos familiares, punto extremo de desplazamiento de estados como Michoacán, Guerrero, Zacatecas o Chiapas”.
Por lo que hizo un llamado a que se establezca los lineamientos para que el Instituto Nacional de Migración, Guardia Nacional, Bienestar, Salud, estados y municipios funcionen en favor de las personas.