Todavía hay gente que se pregunta si el feminismo sigue siendo relevante. La respuesta es simple: sí, más que nunca, compartan con quien tenga que leer.
Seguimos en un mundo donde, por el simple hecho de ser mujeres, hay menos oportunidades, menos dinero, más violencia y más juicios. Y no, no se trata de pedir privilegios, se trata de pedir lo mismo.
¿Por qué necesitamos un mundo lleno de feminismo?
Nos dicen que esperemos y nos hablan de avances, pero si seguimos a este ritmo, la igualdad de género llegará en tres siglos, por eso debemos de trabajar más para conseguirlo y es que chéquense:
- Faltan 140 años para que haya una representación equitativa en posiciones de liderazgo.
- En los parlamentos nacionales, tomaría 40 años lograrlo.
- Para erradicar el matrimonio infantil, habría que acelerar el cambio 17 veces más.
El problema no es que el cambio sea lento, es que no debería ser un debate. La igualdad no es un favor, debería ser lo normal.
Muchas mujeres aún viven violencia de género
Cada 11 minutos, una mujer o niña es asesinada por alguien que conocía. No es un dato aislado, es una realidad constante en todo el mundo.
La violencia de género sigue presente. Las denuncias no siempre se toman en serio, la justicia no siempre responde y muchas veces la culpa recae en quien sufre la violencia, no en quien la ejerce. Se sigue escuchando que no todas las mujeres viven esto, que no hay que generalizar, que no es “para tanto”. Pero sí es para tanto. Las cifras lo dejan claro.
Otro ejemplo es la violencia sexual: el silencio ya no es opción. No se puede hablar de igualdad sin hablar de violencia sexual.
- En América Latina, al menos 15 millones de niñas adolescentes han sufrido abusos y agresiones sexuales.
- De esas, solo el 1% ha pedido ayuda.
- En la Unión Europea, el 55% de las mujeres ha sido acosada sexualmente.
Por mucho tiempo, el miedo y la vergüenza hicieron que este tema se mantuviera en silencio. Pero eso cambió. #MeToo, #Cuéntalo, #NoEsNo. El mensaje quedó claro: el problema es real y no se puede ignorar.
Y de la lana ni hablamos
La brecha salarial es muy real y es que a igual trabajo, menos sueldo. En México, en 2022, las mujeres ganaron en promedio un 14% menos que los hombres. Es decir, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer gana 86. Sin mencionar que se las llama 30% menos para entrevistas de trabajo.
No es cuestión de “elegir” ganar menos. Es que los sectores peor pagados son los más feminizados, que la maternidad afecta las carreras (pero la paternidad no), que ascender cuesta más. Se suele decir que con esfuerzo se puede lograr todo, pero cuando el sistema pone más trabas a unas personas que a otras, el esfuerzo no basta.
El techo de cristal: cuando el talento no es suficiente
Estudiar, prepararse, esforzarse… Todo eso es importante, pero muchas veces no es suficiente cuando se trata de mujeres intentando llegar a posiciones de liderazgo.
El famoso techo de cristal sigue ahí, impidiendo que muchas puedan avanzar en sus carreras. No porque falte talento o preparación, sino porque las oportunidades no son las mismas. No se trata de pedir ventajas. Se trata de eliminar los obstáculos innecesarios.
Feminismo: sin excusas, sin frenos, sin retrocesos
Todavía falta mucho por hacer. No se ha alcanzado la igualdad y no se puede permitir retroceder. El feminismo no es estar en contra de nadie, no es exagerar, no es una moda. Es exigir que todas las personas tengan las mismas oportunidades, la misma seguridad y el mismo respeto.
Se trata de poder caminar sin miedo, trabajar sin que se pague menos, vivir sin violencia y tomar decisiones sin que se cuestionen más que las de cualquier otra persona. No es pedir demasiado. Es pedir lo justo. Y no se va a dejar de luchar hasta conseguirlo.