Seguramente era impensable que la carrera de Roger Federer, cargada de trofeos, terminase con una derrota, pero eso es lo que ocurrió el viernes cuando el maestro suizo de 41 años perdió junto al español Rafa Nadal en una emotiva noche en la Laver Cup.
Ante 17,500 espectadores que agotaron las entradas en el O2 Arena de Londres, Federer, 20 veces campeón de un Grand Slam, regresó tras más de un año de ausencia para un último baile en pareja con su gran rival, en una final apasionante y memorable junto al Támesis.
Cuando el reloj ya pasaba de la medianoche en Londres, Federer tuvo la oportunidad de sellar la victoria en el choque de dobles cuando sirvió con punto de partido en una tensa definición en el set decisivo, pero no fue así, ya que los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe aguaron la fiesta.
Sock logró un golpe de derecha ganador para sellar una victoria 4-6, 7-6(8) y 11-9 para el Equipo Mundial. Tras un breve momento de casi silencio en el abarrotado estadio, el público estalló para saludar a un emocionado Federer.
El público londinense tuvo que esperar la llegada de Federer y Nadal, ya que el favorito británico Andy Murray y Alex De Minaur se enzarzaron en una serie de interminables peloteos en el primer partido de la noche, que finalmente ganó De Minaur.
Los dos títulos de Murray en Wimbledon le convierten en un icono del deporte nacional, pero la noche giró en torno a Federer, un jugador que figura en el panteón de los grandes del deporte junto a Pelé, Tiger Woods, Michael Jordan y Muhammad Ali.
Incluso las sesiones de entrenamiento de Federer en el O2 estaban llenas de gente de pie y una atmósfera eléctrica lo recibió cuando salió a la pista junto a Nadal justo después de las 22:00 horas, tiempo local, para lo que sería su último baile.
“He hecho esto miles de veces, pero esta vez es diferente. Gracias a todos los que han venido esta noche”, publicó Federer en Twitter a primera hora del día.
Evento de equipo
Así lo sintieron también todos los presentes en una multitud que incluía al extenista australiano Rod Laver, el hombre que inspiró a Federer a crear el novedoso evento por equipos.
Tras el lanzamiento de la moneda, Federer y Nadal, pareja también conocida como “Fedal”, entraron en calor al son de “London Calling”, de The Clash.
La ovación fue aún mayor cuando Federer sacó una volea en el primer juego, su primer golpe de competición desde la desmoralizante derrota ante Hubert Hurkacz en los cuartos de final de Wimbledon en 2021, cuando perdió el último set por 6-0.
Durante los cambios, las pantallas mostraron algunos momentos icónicos de los 24 años de carrera profesional de Federer con homenajes de Nadal y su madre Lynette.
Los estadounidenses Sock y Tiafoe, villanos de pantomima de la noche, pusieron a prueba las reacciones de Federer con algunos golpes difíciles dirigidos al maestro suizo, que no habría exigido menos.
Sin embargo, Federer no tuvo problemas, ya que su delicado juego de golpes y su ágil juego de pies se mantuvieron intactos a pesar de haber estado tanto tiempo alejado de las pistas.
La pareja, con una edad combinada de 77 años y 42 títulos de Grand Slam entre ambos, se impuso en el primer set al romper el servicio de Tiafoe.
A pesar del ambiente de fiesta que se respiraba en el estadio, no había peligro de que el partido de despedida de Federer se convirtiera en una exhibición.
El partido fue muy serio y después de caer en un break al principio del segundo set, Federer y Nadal se recuperaron y parecían preparados para una victoria en sets corridos, pero se vieron arrastrados a un tenso tiebreak en el set decisivo con el reloj pasando la medianoche.
Los cánticos de “Let’s Go, Roger, Let’s Go” resonaron en las abarrotadas gradas mientras Federer y Nadal se abrían paso hacia la victoria que exigía la ocasión, pero que no lograron por muy poco.
Federer: “Estoy feliz, no triste”
El suizo Roger Federer aseguró, después de jugar su último partido como profesional, que está feliz, no triste.
“Hemos conseguido pasar esto de alguna manera”, dijo Federer a pie de pista, acompañado por Jim Courier.
“Ha sido una día maravilloso. Estoy feliz, no triste. He disfrutado de ponerme mis tenis una última vez. He tenido a mis amigos aquí, mi familia, a compañeros… Estoy muy contento de haber jugado el partido”, añadió el helvético, que no paró de llorar en toda la ceremonia de despedida.
“Nunca hubiera esperado todo esto. Yo solo quería jugar al tenis. Ha sido perfecto, lo haría de nuevo. Mi final ha sido como lo deseaba”.
Con información de EFE