La agenda de Donald Trump se complica. Entre elecciones y casos judiciales, el calendario del expresidente del próximo año está lleno de marcas en rojo. Este lunes se ha unido una más. La jueza Tanya Chutkan ha fijado los pasos del caso federal en el que Trump está procesado en Washington por intentar subvertir las elecciones presidenciales de 2020, ganadas por Joe Biden. Chutkan ha fijado como fecha para el inicio del juicio el 4 de marzo de 2024, víspera del Supermartes, el día clave en las elecciones primarias para las presidenciales del ese año. Si se cumple el calendario, sería el primer juicio penal que se celebra contra Trump.
El Supermartes es la fecha más importante en el calendario de las primarias. Un total de 15 Estados eligen ese día a sus delegados para la convención republicana que se celebra en Milwaukee (Wisconsin) en julio. El fiscal federal Jack Smith había propuesto la primera semana de enero de 2024 para iniciar la selección del jurado y empezar el juicio. Los abogados de Trump, por su parte, subrayaron la complejidad del caso y el ingente volumen de documentos del sumario y, alegando también lo cargada que está la agenda del expresidente, reclamaron posponer el juicio hasta 2026.
“El público tiene derecho a una resolución rápida y eficaz de este asunto”, ha dicho Chutkan en una vista celebrada este lunes en los juzgados federales de Washington, según recoge AP. “Quiero señalar aquí que la fijación de la fecha del juicio no depende ni debe depender de las obligaciones personales o profesionales del acusado”, ha añadido.
Ahora, puede darse la paradoja de que Trump se siente en el banquillo de los acusados el 4 de marzo por intentar robar las elecciones presidenciales de 2020 y que al día siguiente salga casi coronado como candidato republicano para las de 2024. Hasta ahora, el expresidente ha sabido presentarse como un mártir y ha sacado provecho de las imputaciones en las encuestas y las donaciones a su campaña.
Trump tiene que hacer frente a corto plazo a dos casos civiles. El primero, en el tribunal estatal de Nueva York, con un juicio de seis semanas programado a partir del 2 de octubre por fraude. El segundo, en el Distrito Sur de Nueva York, por difamación a la escritora E. Jean Carroll, con un juicio de dos semanas desde el 15 de enero de 2024, justo el día que empieza la carrera de las primarias republicanas en Iowa.
A continuación, llegaría el juicio señalado este lunes y que, si se alarga, amenaza con superponerse con el de su primera imputación, por las falsedades mercantiles en los pagos para ocultar escándalos en la campaña de las presidenciales de 2016 (uno de ellos a la actriz porno Stormy Daniels, para silenciar una supuesta aventura extramatrimonial). Este está programado ante un tribunal del Estado de Nueva York, durante cinco semanas a partir del 25 de marzo de 2024, pero Chutkan ha hablado con el juez neoyorquino para avisarle de que quizá haga falta posponerlo.
Luego llegaría el caso penal por delitos contra la ley de espionaje y obstrucción a la justicia por retener en su poder de manera ilícita material clasificado tras su marcha de la Casa Blanca. La jueza del Distrito Sur de Florida ha programado para ese caso un juicio de cinco semanas desde el 20 de mayo de 2024.
En ese hipotético calendario, sujeto a variaciones, falta encajar el caso penal en el tribunal del Estado de Georgia por intentar alterar allí el resultado electoral de 2020. Es el caso de la cuarta imputación. La fiscal ha solicitado un juicio el 4 de marzo de 2024, pero la fecha no ha sido aún fijada por el juez. Esa fecha ahora pasa a estar ocupada con el juicio de Washington. De momento, el 6 de septiembre, Trump tendrá que comparecer para la lectura de cargos y declararse inocente formalmente.
En el caso de Washington, los abogados de Trump resaltaban en un escrito del día 17 que los materiales del sumario ocupan 8,5 terabytes de información y suman 11,5 millones de páginas. “Incluso suponiendo que pudiéramos empezar a revisar los documentos hoy, tendríamos que proceder a un ritmo de 99.762 páginas por día para terminar (…) en la fecha propuesta para la selección del jurado. Eso es la totalidad de Guerra y Paz de Tolstói, de principio a fin, 78 veces al día, todos los días, desde ahora hasta la selección del jurado”, señalaban. Puestos los tomos del sumario uno encima de otro, la montaña de papel alcanzaría unos 1.500 metros de altura, argumentaban con gráfico incluido, el equivalente a 15 veces la altura de la Estatua de la Libertad de Nueva York y más de ocho veces el obelisco del monumento a Washington, la construcción más alta de la capital.
Este lunes, en la vista, han insistido en ello. “Se trata de uno de los casos más singulares desde el punto de vista jurídico que se han presentado en la historia de Estados Unidos. Jamás”, ha dicho John Lauro, abogado de Trump. La fiscal Molly Gaston ha replicado que el expresidente está acusado de “intentar anular una elección y privar del derecho de voto a millones”, así que “hay un interés público increíblemente fuerte en que un jurado considere plenamente esas reclamaciones en un tribunal abierto”. La juez ha decidido ir por la vía rápida.
En el pliego de cargos de este caso, que supuso la tercera imputación de Trump, el fiscal lo acusa de cuatro delitos: conspiración para defraudar al Gobierno estadounidense, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción o intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para violar derechos civiles. Trump sostiene que le robaron las elecciones, pero el fiscal no lo acusa por ese gran bulo sin fundamento, sino por sus actos para alterar el resultado e impedir la certificación de la victoria de Joe Biden.
Uno de los testigos de este caso es el exvicepresidente Mike Pence, al que Trump presionó para que el 6 de enero de 2021, en la sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, el Congreso no certificase la victoria de Biden.
El propio Pence lo recordaba la semana pasada, en el primer debate de las primarias republicanas: “El pueblo estadounidense merece saber que el presidente me pidió que rechazara o devolviera votos unilateralmente, poder que ningún vicepresidente en la historia de Estados Unidos había ejercido o tomado jamás, me pidió que lo pusiera a él por encima de la Constitución y yo elegí la Constitución y siempre lo haré”.
Trump lo niega, pero probablemente porque tiene otro concepto de la Constitución. Las imágenes del día del asalto al Capitolio arengando a las masas son elocuentes. “Si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones, nos convertimos en presidente y vosotros sois felices”, decía Trump a sus seguidores junto a la Casa Blanca, a unos dos kilómetros del Capitolio. “Mike Pence va a tener que cortar por lo sano y si no lo hace, será un día triste para nuestro país. Y Mike Pence, espero que te plantes por el bien de nuestra Constitución y por el bien de nuestro país. Y si no lo haces, voy a estar muy decepcionado contigo. Te lo digo ya mismo”, le señaló una y otra vez. La turba de asaltantes al Capitolio captó el mensaje: “¡Colguemos a Mike Pence!”, repetían como grito de guerra. Los insurrectos llegaron a estar a unos 15 metros del vicepresidente. Pence tuvo que buscar refugio durante casi cinco horas.