Los 5 peligros de las parejas actuales

Tere Díaz, nuestra psicoterapeuta y experta en relaciones de pareja, les va a explicar los 5 peligros de las parejas actuales y cómo han cambiado las relaciones en la actualidad.

Está claro que la forma de relacionarnos en pareja está cambiando y Tere Diaz nos va a decir los peligros de las parejas actuales, esas actitudes peligrosas que, a veces sin darnos cuenta, ponen en riesgo nuestra relación o de plano nos impiden encontrar el amor.

Por los cambios sociales del mundo que vivimos, la vida de pareja se ha convertido en un nuevo reto a vencer. Pareciera que el malestar amoroso empieza a ser la constante tanto en hombres como en mujeres.

Son muchas las teorías y técnicas que se proponen para abordar esta insatisfacción. Vamos a mencionar cinco aspectos que están arruinando a las parejas en la actualidad.

Los 5 peligros de las parejas actuales

Estrés y sobreexigencia

La pareja actual está estresada y completamente inmersa en una cultura de la imagen, el éxito y la competencia. Hoy existe la necesidad de mantenerse al día en lo intelectual, emocional, físico, económico, tecnológico y cultural para seguir vigente, esto da como resultado un estrés crónico y una sobreexigencia aplastantes.

Ejemplo: Una pareja joven en la que ambos tienen una exitosa carrera profesional, pero no quieren perderse. Tratan de “cuidar la relación” pero es evidente que les gana el agotamiento. Temen perder al otro y empieza la desconfianza, lo cual transforma la relación en discusiones y no pequeñas acciones que den placer. Algunos prefieren o no tener pareja, o firmar acuerdos de divorcio o seguros para controlarse el uno al otro.

¿Qué hacer?

  • Hacer las cosas “good enough” no se puede todo.
  • Fexibilidad para adaptar la relación a una etapa de crecimiento profesional quitando la idea de “amor total” 
  • Tanto miedo en no perder el amor los lleva a nunca soltarse y vivir el amor.

Crisis recurrentes

Las crisis son más frecuentes actualmente porque vivimos en un mundo globalizado, en que la revolución de la información y las comunicaciones nos llevan a cambios incesantes de trabajo, colonia, país, amigos… Las posibilidades de cambios personales – en las motivaciones, proyectos y valores – hacen más probable que las crisis de pareja sean más frecuentes y no cada siete años como se caricaturizaba antes.

Ejemplo: Esta pareja vive separándose y regresando todo el tiempo porque no llegan a acuerdos ante los cambios constantes y lo toman como falta de amor y una amenaza a la relación. Cronifican el conflicto en círculos viciosos

¿Qué hacer?

Habiendo asumido que las parejas que duran es porque toman las crisis como procesos naturales que hay que sortear. Ante esto: Primero calmarse y hacer un manejo emocional de no impulsividad y tolerancia a la frustración. Luego, calmados, pensar en si ese problema tiene solución (se toma) o no tiene solución (se maneja, se capotea con acuerdos flexibles).

Finalmente renegociar el acuerdo si no funcionó y probar otra opción ante tal situación (no antes de un periodo de tiempo acordado). No hay crecimiento ni maduración sin crisis; no toda crisis debe generar conflicto y cuando hay un conflicto, negarlo, sí debilita la relación.

Roles poco definidos

Hombres y mujeres de hoy salen al mundo laboral, ambos proveen y ambos esperan contención afectiva. Frente a esta realidad, la distribución y responsabilidad en las tareas del hogar y de crianza, así como de la proveduría, es una fuente de conflicto.Los roles femeninos y masculinos se han ido transformando y sus límites haciéndose más difusos.

Ejemplo: Una pareja inicia una relación en bastante igualdad, pero rápidamente, siendo ambos profesionistas, ella asume más responsabilidad de lo doméstico y él “ayuda” y ya con la llegada de la hija, ella literalmente queda rezagada. Él no entiende su malestar porque está cumpliendo con proveer

¿Qué hacer?

Plantear de antemano cómo se enfrentarán las diferentes funciones sobre todo con la llegada de los hijos. Armonizar los proyectos personales con los laborales y renegociar de acuerdo al momento que se vaya atravesando.

Conflictos de poder

La creciente igualdad de derechos y deberes en mujeres y hombres plantea estas preguntas: ¿Quién manda a quién? ¿Cómo se distribuye el dinero, quién fija las prioridades y quién controla los gastos? ¿Quién decide cómo se cría a los niños, la disciplina, las relaciones con la familia de origen, quién trabaja? Generalmente quien ostenta mayor poder económico, entre otras categorías de poder, es quien manda.

Ejemplo: En una pareja en la que los dos ganan más o menos lo mismo, por una cuestión de género, él se encarga de tomar las decisiones financieras, prioriza lo suyo y minimiza lo de ella. Esto hace que se generen conflictos porque aunque estén en igualdad de condiciones uno toma el poder y el control.

¿Qué hacer?

Siempre buscar la independencia económica, pero también la autonomía emocional, sin la segunda, necesitamos que nos digan qué hacer pero sin la primera no podemos hacerlo. Además, quién tiene más poder, tiene más responsabilidad de no abusar y de respetar.

Amenazas del amor: rutina, infidelidad y agresión

Hoy se sabe que las parejas se eligen y se mantienen con base en el amor y  un proyecto compartido a diferencia de las parejas concertadas. Pero se tienen demasiadas expectativas del amor, la pareja ha de ser “tu amor, tu cómplice, (tu mejor amigo y amante) y todo…” Este ideal se estrella infaliblemente con la realidad.

Ejemplo: Una pareja se casa con todas las expectativas porque realmente han encontrado alguien que les suma. Y cuando finalmente viven juntos, se empiezan a aburrir, enojarse, demandarse todo. La rutina lleva a la decepción y al aburrimiento y este a veces a la infidelidad.

¿Qué hacer?

Saber que el amor adulto siempre nos deja algo insatisfechos porque el amor no puede ser el único proyecto de vida. Por eso hay que tener espacios compartidos y espacios individuales. Superar «la hipervalorización de la espontaneidad»: en el sexo, en las invitaciones, etc. y es difícil por todas las actividades que hacemos al día. Hay que planear y no ponerle la presión de la espontaneidad.

Las parejas requieren de flexibilidad para dejar espacio a los acontecimientos externos y no creer que lo ideal es la sincronía completa. El desarrollo de una amistad profunda en las parejas es clave, eso consiste en conocer bien al otro, desde lo más banal hasta lo más profundo.

Especialista: Tere Díaz. Psicoterapeuta especialista en desarrollo personal y terapia de pareja. Autora de los libros “¿Cómo identificar un patán?”, “¿Por qué nos mentimos si nos amamos?”, “Navegando la incertidumbre amorosa” en coautoría con Mónica León y audiolibro “El que busca encuentra, ¿cómo atraer y enamorar?