En entrevista con Martha Debayle en W, Mario Guerra: Tanatólogo, conferencista y business coach.
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En el mundo de las relaciones y el amor, escuchamos a muchas personas expresar su frustración, decepción, desilusión o incluso agotamiento porque ninguna relación parece funcionar. Pero, ¿qué ocurre cuando la falta de emoción no se debe a un exceso de actividad, sino todo lo contrario? A veces, las cosas parecen tan complicadas o las experiencias han sido tan negativas que hay quienes, de hecho, se retiran de las relaciones. No lo hacen tanto por decisión propia, sino más bien porque no logran encontrar la manera de mantener una relación duradera y satisfactoria. ¿Por qué pasa esto?
● ¿Has experimentado alguna vez una sensación de aburrimiento o desinterés al conocer nuevas personas en el ámbito amoroso?
● ¿Te sientes atrapada en una rutina de citas que parece haber perdido su chispa y emoción?
● ¿Alguna vez te has preguntado por qué no te emocionan las citas como solían hacerlo antes?
¿De qué hablamos aquí específicamente?
● Hablamos de sentirte “oxidado en el amor”. Estar oxidado en el amor es un fenómeno que va más allá de la simple falta de emoción o interés en las citas.
● Se trata de un estado en el que una persona, tras haber experimentado situaciones repetitivas, frustrantes o negativas en su vida amorosa, llega a un punto en el que pierde la motivación e incluso deja de intentar buscar pareja activamente.
¿Cómo se nota este “óxido” amoroso?
● Este proceso de “oxidación” en el amor puede manifestarse de diversas maneras. Algunas personas podrían abiertamente evitar conocer nuevas personas o estar en situaciones en las que podrían entablar relaciones, como fiestas o eventos sociales.
● Otras personas podrían adoptar una actitud pesimista o cínica acerca del amor, como cuando sus palabras y acciones reflejan dos elementos muy dañinos: desconfianza y falta de esperanza en las relaciones. Por ejemplo, podrían:
a. Descalificar o minimizar el amor: Hacen comentarios despectivos sobre el amor o las relaciones, como “El amor es solo una ilusión”, “El que se enamora pierde” o “Todas las relaciones son pura farsa”.
b. Descalifican las experiencias ajenas positivas: Por ejemplo, si un amigo les comparte sus vivencias positivas en el amor, la persona “oxidada” podría “rechinar” con incredulidad o pesimismo, diciendo cosas como: “Aprovecha ahorita que están empezando en lo que se les acaba la magia”; “Eso no durará mucho” o “Todos dicen lo mismo al principio, pero después acaban mal”.
c. Rechazar oportunidades de conocer gente nueva: Su argumento principal es que no quieren, que no les interesa o que todos o todas son iguales. No te dicen simplemente que no quieren, sino sacan argumentos no sólo para tratar de convencerte de por qué no van, sino además de por qué tú tampoco deberías ir, si es el caso.
d. Desconfian de todo mundo: Como cuando dicen que todas las personas te usan, que sólo te buscan por sexo o para aprovecharse de alguna forma. No hablo acá de poner límites, sino de generalizar esta creencia aún sin haber conocido a la potencial pareja.
e. Ya se perdieron la fe: Una persona “oxidada” podría mostrarse pesimista sobre sus propias posibilidades de encontrar el amor, diciendo cosas como “No le entiendo a eso del amor”,
“No tengo nada que ofrecer en una relación” o “Ya no tiene caso”.
f. Ignorar o minimizar las señales de interés de los demás: Si alguien les da señales de interés, la persona siempre podría decir cosas como: “probablemente solo está siendo amable” o “seguro se aburrirá pronto de mí”. Si de plano no pueden ignorar las señales o la persona interesada es muy directa, siempre pueden recurrir al inciso d).
¿Cuáles podrían ser las causas de esto?
● Experiencias previas negativas: Malas experiencias amorosas, como relaciones tóxicas o rupturas muy dolorosas, pueden generar desilusión y desconfianza, llevando a la persona a perder la motivación por temor a que todo se repita de nuevo (esto es muy común cuando no has aprendido a poner límites o te muestras muy complaciente desde el inicio de la relación).
● Miedo encubierto: En algunos contextos podríamos decir que el miedo es más fuerte que el amor y este es uno de ellos. Detrás del sentimiento de estar “oxidado en el amor”, puede esconderse un miedo al rechazo, al compromiso, al abandono o al fracaso en las relaciones. Este miedo encubierto puede llevar a la persona a no intentar buscar pareja como una forma de protegerse emocionalmente.
● Expectativas poco realistas: Tener expectativas demasiado altas o poco realistas en cuanto a la pareja ideal puede hacer que la persona se sienta fácilmente desilusionada y desanimada al no encontrar a alguien que cumpla con todos sus criterios. Con las expectativas altas surgen los filtros muy rígidos y por ellos casi nadie pasa o los que podrían pasar, ya pasaron hace rato los filtros de otras personas antes que tú (aka, ya están “ocupados”).
● Frustración acumulada: La acumulación de frustraciones en el ámbito amoroso, como no encontrar a alguien con quien se establezca una conexión profunda, puede generar un sentimiento de desgano y desinterés en seguir buscando pareja. Recordemos que la frustración es hacer muchos esfuerzos con muy pocos resultados, pero no siempre el problema es “no echarle ganas”, sino echárselas mal. Por ejemplo, si cuando quieres abrir un envase giras en el sentido inverso, en lugar de abrirlo lo estás cerrando más.
○ En las relaciones, por ejemplo, algunos piensan que si no se quejan y aguantan, la pareja los querrá más, pero muy frecuentemente se da el efecto opuesto, porque no es sencillo amar realmente a quien no se valora a sí mismo, por ejemplo.
¿Pero qué tiene de malo un poquito de “óxido” en el amor?
● Un poquito quizá nada, pero quién sabe hasta dónde ya vayas tú con esto.
● Cuando te das un break de las relaciones, en ese espacio a veces reflexionas, haces ajustes y mejoras a tu forma de relacionarte. Otras veces el mero espacio es una oportunidad de hacer como un Detox, pero no un retiro permanente. Con el cierre emocional más permanente y autoaplicado, el óxido se va formando de diferentes maneras en tu mundo emocional/romántico. Por ejemplo, sin que te des cuenta:
○ Generas un círculo vicioso: La falta de intentos para buscar pareja puede reforzar la creencia de que encontrar el amor es una tarea imposible o que no vale la pena el esfuerzo.
Esto hace que menos ganas tengas de buscar y que te cierres más, lo que volverá a reforzar la creencia de que no hay posibilidades, al menos para ti.
○ Potencial auto-sabotaje: Es posible que sabotees inconscientemente tus propias oportunidades de éxito. Por ejemplo, podrías llegar tarde a una cita o mostrarte muy exigente o hasta desinteresado durante la conversación, lo que mandará un mensaje contradictorio a la otra persona y es posible que, si es alguien sensato y sano, no vuelva a verte más.
○ Deterioro de la autoestima: Esto puede ser causa y consecuencia. Para muchas personas la dificultad para encontrar pareja viene de una voz interior que les dice que son intrínsecamente repugnantes de muchas maneras. Como dejan de intentarlo, o rechazan inconscientemente a potenciales interesados, eso les hace reafirmar la creencia de que la voz tenía razón y que no son deseables para nadie.
¿Entonces no hay lubricante que nos salve de este óxido emocional?
● Identifica patrones de comportamiento: Dedica tiempo a analizar tus experiencias pasadas, pensando que el común denominador en todas ellas has sido tú y lo que haces y dejas de hacer.
Por ejemplo, si todo empieza bien y luego la relación se descompone, trata de reflexionar si no te empiezas a volver muy frío y distante o más bien empiezas a querer controlar y asfixiar a tu pareja.
● Establecer metas y estándares realistas: En lugar de buscar una pareja “perfecta” que cumpla con expectativas irreales o demasiado altas, enfócate en cualidades importantes y alcanzables que te gustaría encontrar en una persona. Pero no sólo pienses en lo que el otro te puede ofrecer, sino que es lo que realmente puedes ofrecer tú. Que por cierto si lo que ofreces es dominancia o sumisión, creo que ya tendrías claro por dónde empezar a hacer cambios.
● Reconoce miedos y temores: Identifica los miedos que puedan estar impidiéndote involucrarte en nuevas relaciones, como el miedo al rechazo o al compromiso. Recuerda que lo que reduce el miedo no es el valor, sino la confianza en tí mismo o en ti misma, lo cual proviene de una autoestima más fortalecida.
● Diversificate: Parece claro en algunos que se enamoran de cierto tipo de personas o personalidades. A lo mejor te gustan “de carácter”, y acaban siendo más bien afectivamente retraídos o hasta agresivos. Tal vez te llamen la atención las personas más calladas, pero luego te quejas de que nunca quieren salir o socializar ni con tu familia. Siempre es buena idea conocer a la misma persona en diferentes contextos y estados de ánimo antes de hacerte ilusiones de largo plazo con ella.
● Actúa: Hay cosas que se hacen haciéndose y tener pareja es una de ellas. Las relaciones de pareja van de la mano del ensayo y error, así que piensa que algunas serán de práctica para ambos, pero de entre ellas, hay más probabilidad de que alguna sea la definitiva, si eso es lo que estás buscando.