mocional y hormonalmente.
Ya leí en redes sociales que muchos de ustedes andan batallando con la perfección, por eso platiqué con Isabel Rojas Estapé para que les de unos tips and tricks para que le bajen, porque sépanse que hay mucho dolor en la vida del perfeccionista.
¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo es la necesidad constante de hacer todo como uno tiene pensado, no solamente hacerlo bien, sino hacerlo como uno quiere que se haga. De hecho el perfeccionismo tiene varios amigos con los que va siempre de la mano, que es la necesidad de control, la exigencia, un poco el negativismo y al mismo tiempo va también muy de la mano de personas que son obsesivas.
Entonces en muchas ocasiones el perfeccionismo aflora tras estados de hiperalerta constante con pensamientos como: “Tengo que hacerlo bien, tengo que llegar, que dirán, que pensarán”, es decir, pensamientos obsesivos, pensamientos bucle que terminan muchas veces en una conducta perfeccionista, rígida, inflexible, controladora, con ciertos parámetros de cronopatía.
La gran ironía de los perfeccionistas, es que piensan que las cosas son de cajón, pero es que muchas veces tu cajón no encaja con el cajón del otro, es decir, lo que tú ves cuadrado el otro lo ve circular, todo depende de lo que tú hayas vivido, cómo hayas vivido, dónde te has criado y sobre todo depende mucho, de lo que se llama en psicología, tu sistema de creencias, es decir, de lo que creas que es la vida.
Por ejemplo, tú puedes haber vivido en un ambiente en el que es obvio o es lógico que uno llegue a casa y se quita los zapatos y se ponga los zapatos de casa, pero debes de entender el hilo fino de donde empieza lo obvio.
¿Qué son las manías explicativas?
Las manías explicativas son todas aquellas que te dan una razón para ser controlador, por ejemplo: Lo hago porque es más rápido, porque queda mejor, porque así me va bien, siempre hay una razón para hacerlo. De hecho, hay muchas manías que cuando ya no son explicativas se convierten en lo que se llama en psicología, en compulsiones.
De hecho las manías explicativas son uno de los grandes issues a nivel de pareja que se dan por hecho y por supuesto una serie de cosas, por ejemplo: Es que es obvio que si es nuestro aniversario vamos a cenar juntos. Entonces la otra persona, él o ella, te puede decir, pues si no me has dicho nada, bueno, es obvio.
Los obsesivos son perfeccionistas
Casi todos los obsesivos pueden terminar en perfeccionistas, pero todos los perfeccionistas son obsesivos. Es decir, están hermanados ¿qué va antes, el huevo o la gallina? Se dice que primero va la obsesividad, porque es mucho más mental, es mucho más psicológica, se va formando a lo largo de la vida. Mientras que el perfeccionismo es conductual, es decir, es de la conducta, es del hacer, es más exterior y se va adquiriendo con el tiempo, pero efectivamente muchos obsesivos terminan siendo perfeccionistas, pero todos los perfeccionistas son obsesivos y es interesantísimo porque hay gente que me dice, pues yo no soy obsesiva, ¿a qué te refieres con obsesivo? Pero lo obsesivo es darle muchas vueltas. La persona obsesiva es aquella persona cuya cabeza no para, es decir, cuyo flujo de pensamiento es constante y reiterado.
¿Cuáles son la lista de características de una persona perfeccionista?
Como tal no es que haya una lista, pero si hay ciertos parámetros, el primero de todo es tener una personalidad obsesiva, es decir, que le des muchas vueltas a todo, que sobreanalices cualquier decisión, cualquier conducta, cualquier pensamiento pasado, presente o futuro, nuestra cabeza tiene flujo de pensamientos constante.
Otra de las características es que son personas indecisas. Es decir, les cuesta mucho tomar decisiones y ante la duda toman decisiones genéricas, por ejemplo ¿me compro el pantalón rojo o el beige? Pues ante la duda me compro el beige porque me va con más cosas. Estas indecisiones o esta falta de valentía a la hora de tomar decisiones llevan muchas ocasiones a la procrastinación, es decir, a posponer esa toma de decisiones. Es decir, cuesta mucho que la propia persona tome esas decisiones, va posponiendo, posponiendo, y al final es la vida la que toma la decisión.
Las manías son otras características. Es decir, esas conductas rígidas, ciertamente explicativas, que la persona tiene que hacer y necesita hacer. Esto tiene que ser así y entonces claro, pues eso choca frontalmente con el poder convivir de forma sana con otras personas.
Otra característica que se da también es las comprobaciones, hay un momento dado que el cerebro se satura y necesita empezar a comprobar lo he hecho, lo he dicho, he mandado bien el correo electrónico he sido clara, no he sido clara pero ha quedado bien, pero no ha quedado… es decir es comprobar constantemente nuestras acciones o nuestros pensamientos luego otro punto importante, la exigencia es decir, los perfeccionistas son gente muy exigente y entonces yo voy a un restaurante y me tienen que tratar de la forma en la que yo quiero.
También está la negatividad. Las perfeccionistas son personas que ven más lo que falta, lo negativo, lo mejorable, que lo positivo, que lo que existe. Entonces, mi casa está bien, pero el sofá hay que cambiarlo. La comida estaba rica, pero estaba sosa. Me gustó el plan, pero se me hizo largo. Siempre hay un pero. Toda la estructura cerebral cambia totalmente. Es decir, la necesidad de control tan enorme que se genera. Y entonces es, dime a qué hora vas a venir, dime a qué hora quedamos, dime qué vamos a hacer, dime cuál es el plan. Entonces, el exigente no sufre tanto este control, pero lo sufre mucho la gente de alrededor.
Los perfeccionistas ¿nacen o se hacen?
La persona perfeccionista nace un poquitín, es decir, genéticamente hay una parte que podemos tener, pero que es sobre todo potenciado por el ambiente, es decir, si normalmente han tenido una madre o un padre perfeccionista, normalmente suele ser una madre, uno tiende a replicar ese patrón y termina siendo perfeccionista, o bien que uno haya sufrido tanto que su máscara, que su protección sea el perfeccionismo. Es decir, la necesidad de control constante, entonces, este es un tipo de perfeccionistas que se hacen, que se van haciendo a lo largo del tiempo.
La segunda opción, es cuando una persona ha sufrido mucho emocionalmente, no se ha sentido querido, no se ha sentido vinculado, no se ha sentido importante y tiene una grandísima herida y esa herida se tapa con el perfeccionismo, es decir, haciendo todas las cosas lo mejor posible, como si no pudiese haber ni una falta ni un tache en la persona, entonces, va generando ese perfeccionismo.
¿Cómo bajarle al perfeccionismo?
Bueno, pues lo primero es aceptar que las cosas no sean como uno quiere, aceptar que yo no puedo controlarlo todo, aceptar que tengo que hacer las cosas mal a propósito y ahí es cuando todo empieza a causar estrés en las personas.
El primer ejercicio que siempre recomiendo es el poner un poco de caos en la casa y así trabajen en favor de ese supuesto perfeccionismo, es decir, hacer las cosas bien, esmerarse, ser recios, ir a más en voluntad, pero sin caer en las manías, las rigidez, las inflexibilidades.
Antes de empezar a hacer cualquier cosa, lo primero que cada uno de nosotros tiene que analizar es ¿Por qué es perfeccionista? Es decir, ¿Qué le ha hecho ser perfeccionista? Necesidad de control, miedo al qué dirán, necesidad de ser aceptado, miedo a no encajar. Ahí hay que detectar cuál es mi herida, por ejemplo tengo familias enteras que son muy obsesivas o bastante obsesivas, por eso te digo que ahí hay un punto genético que existe, tenemos una cierta carga genética.
Una vez que yo haya visto esa herida y que ya sean conscientes de ello, nosotros en conducta lo que hacemos es cerrar esa herida o sanar esa percepción y esa voz interior de esa persona para, finalmente, mejorar en la conducta.
El segundo ejercicio es para la parte conductual, yo los animo a que hagan una cosa distinta a la que hacen. Si tú todas las mañanas te levantas y lo primero que haces es tu rutina facial y luego te vas a desayunar y de ahí luego ya te vistes y de ahí luego enciendes la computadora, pues cámbialo puedes desayunar y después hacer la rutina de belleza o incluso tomar una ruta diferente a la hora de ir a trabajar.
En el momento que detectan que la rutina cambió, aceptan que es algo distinto y empiezan a tener pensamientos positivos de que no pasa nada y eso va a empezar a liberar la ansiedad y a nivelar todas las hormonas de estrés, ojo, esto no será fácil o sencillo.
Especialista: Isabel Rojas Estapé. Psicóloga y periodista madrileña. Experta en comunicación profesional, ejecutiva, política y personal. Es cofundadora de llussio Bussiness and Emotions, empresa dedicada a la gestión emocional dentro del ámbito profesional. También es columnista en el Periódico El Debate.