¿Quieres perder grasa? Estas son las cosas que NO deben hacer

Ok boys and girls, para todos los que quieren perder grasa sí o sí tienen que poner atención a lo que nos explica Isabel Gutiérrez, nuestra health coach de cabecera.

Primero lo primero: la grasa NO es el enemigo, aunque las revistas y la cultura de la dieta nos hayan dicho que debemos eliminarla a toda costa. Aquí va la verdad (con cariño): la grasa es necesaria. Sí, incluso esa que quieren desaparecer como si fuera un ex tóxico.

¿Por qué tenemos grasa?

La grasa cuida nuestros órganos, ayuda a regular hormonas y, sorpresa, nos mantiene vivas. Así que no, no existe el cuerpo “sin grasa”. Lo que queremos es manejarla inteligentemente, no eliminarla como si fuera una amenaza nuclear.

Tipos de grasa (porque no todas son iguales, igual que no todas las calorías son iguales)

  1. Grasa subcutánea: La que nos pellizcamos. Es la más común y menos peligrosa.
  2. Grasa visceral: Escondida entre tus órganos, y esta sí es una fichita. Aumenta el riesgo de enfermedades como diabetes y problemas cardiovasculares. No se ve, pero está ahí, como ese crush silencioso que nadie esperaba.

Ahora, por funciones:

  • Grasa blanca: La que todos conocemos y que el cuerpo almacena como tesoro para días de frío y hambre.
  • Grasa parda: La reina del frío. Esta grasa quema calorías porque su chamba es producir calor. Lástima que no la tengamos en grandes cantidades como los bebés.

Errores comunes cuando quieren perder grasa

Comer muy poco

Pensar que si no comemos vamos a perder grasa, es el primer error. Tu cuerpo no es tonto y al recibir el mensaje de SOS, lo que hará es guardar grasa “por si acaso”. ¿El resultado? Metabolismo lento y cero energía. No el mejor combo.

Hacer solo cardio

Correr, saltar, trotar… ¿y luego? Nada de músculo. El músculo es el quemador de grasa número uno. Si entrenamos fuerza, nuestro cuerpo gastará más calorías. Así que sí: agarren esas pesas. No, no sr vas a ver “más grande”.

Vivir a puro detox de jugos

El mito de limpiar el cuerpo con jugos es solo eso: un mito. Lo único que conseguirán en deshidratarse y perder músculo. Inviertan en comida real y dejen de escuchar al “coach de Instagram”.

Quitar carbohidratos

Si eliminan los carbohidratos porque creen que son el demonio, felicidades, se han ganado el pase directo a sentirse como un zombie. Su cuerpo los ama porque son su fuente favorita de energía. El truco es elegir carbohidratos de calidad, no eliminarlos.

Saltar de dieta en dieta

La dieta de la luna, la keto, la de la sopa… ya perdimos la cuenta. Saltar de una a otra solo hace que nuestro cuerpo diga “¿qué está pasando aquí?”. Nuestro metabolismo se vuelve lento y luego ni con la fuerza de voluntad de una superheroína quemamos grasa.

No entrenar fuerza “por miedo a verse grandes”

Mantra del día: ¡el músculo no es el enemigo! Tener más músculo no nos hará parecer Hulk; nos hará una máquina de quemar calorías incluso durmiendo. Sounds good!

Creer que todo es cuestión de fuerza de voluntad

“No comí pastel porque soy fuerte”. No, eso no es sostenible. Lo que necesitamos es crear hábitos reales y a largo plazo, no depender de nuestra capacidad para decir “no” todos los días.

Ayunar demasiado

¿14, 16, 20 horas sin comer? El cuerpo se estresa. ¿Y qué pasa cuando el estrés sube? Aumenta el cortisol y, spoiler alert: cortisol alto = grasa acumulada. Menos drama, más equilibrio.

Comer tus emociones

“Tuve un mal día, me lo merezco”. ¡Alto ahí! Identifiquen si tienen hambre física o emocional. Comer con culpa es el círculo vicioso más tóxico.

Creer que “light” es igual a sano

Que tenga pocas calorías no significa que sea bueno. Los productos light suelen estar llenos de endulzantes inflamatorios, y adivinen: si hay inflamación, tu cuerpo no va a quemar grasa porque tiene otras prioridades.

Obsesionarse con las calorías

No todo es el numerito. Los alimentos son nutrientes, energía y salud. Si solo cuentan calorías, se estás perdiendo la película completa.

Ignorar la insulina

Si tienen insulina alta, su cuerpo dice “ni se te ocurra quemar grasa”. Checa tus niveles y equilibra lo que comes.

En resumen

La conclusión es sencilla (y complicada a la vez): no más dietas extremas, no más cardio eterno, no más culpas y no más “light”. Cuídense, entrenen fuerza, coman bien y hagan las paces con su cuerpo. La grasa no es la villana; la desinformación sí. Porque aquí no estamos para sufrir, estamos para vernos bien, sentirnos mejor y, sobre todo, vivir sanas y sin dramas.