Oaxaca.- Un año después de anunciar la puesta en marcha del Sistema Integral del Transporte BRT (Citybus) y tras 8 años de aplazar el proyecto, el servicio fue suspendido hasta nuevo aviso por acuerdos entre el gobernador actual de Alejandro Murat Hinojosa y el gobernador electo, Salomón Jara Cruz, supuestamente, con el objetivo de revisar el estado de las unidades y analizar los recursos invertidos y pendientes de inversión.
Esta medida fue anunciada por las autoridades estatales durante los últimos días, en medio de críticas ciudadanas que han calificado al Citybus como un servicio deficiente, lejano a lo que se había anunciado como un transporte de calidad, además de la presunta existencia de investigaciones penales por malversaciones en el proyecto.
Desde un primer momento, denuncias ciudadanas comenzaron a exhibir que, en primer lugar, los costos del Citybus y la forma de cobro era la misma que la del transporte común, y también se denunció que el deficiente estado de las unidades y la falta de atención de los conductores hacia los usuarios persistía en las nuevas unidades.
Por su parte, empresarios advirtieron que la dimensión de los vehículos representaba un conflicto frente a los reducidos carriles de la zona metropolitana, y que las rutas asignadas debieron haber contado con análisis previos y metodologías técnicas para garantizar un buen funcionamiento, requisito que no se cumplió.
Monumento a la corrupción
Como un “monumento a la corrupción”, una obra ineficaz, que no resolvería los problemas de movilidad que se registran en la zona metropolitana, y que debía ser auditada con el objetivo de fincar responsabilidades penales y administrativas en contra de sus responsables, así calificó en la Asociación Mexicana de la Industria de la Construcción (AMIC) la implementación del sistema CityBús.
El organismo afirmó que la falta de planeación y socialización del proyecto exhibidas desde el momento de su creación, en 2014, durante el sexenio de Gabino Cué Monteagudo, y que se habían mantenido a lo largo de cinco años del actual gobierno, habían provocado que el Citybús hubiera nacido prácticamente muerto, lejos de su idea principal, y pronosticaron que se iría diluyendo y convirtiendo en una empresa camionera más, como las decenas que saturan el servicio de transporte de pasajeros en el área metropolitana.
Ante ello, reiteró que era preciso que las instancias fiscalizadoras de la entidad y del país investigaran el destino real que tuvieron los recursos que fueron aplicados en esta obra y que de acuerdo con diversas fuentes oficiales rebasaron los 863 millones de pesos en seis años, pues era “obvio” que estaban existiendo malas prácticas. Otras fuentes estimaron que el gasto hecho en aquel proyecto superó los mil 100 millones de pesos.
“Estamos lejos de que esa obra sea realmente funcional, que realmente cumpla para lo que fue construida y planeada”, criticó el entonces presidente de la AMIC en Oaxaca, Héctor Javier Chávez Rosales, una semana después del comienzo de operaciones del proyecto, a través de una ruta de prueba o “pre-operativa”.
De acuerdo con los criterios de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) la modificación de la ruta original pudo haber sido motivo suficiente para comenzar procesos de aclaración ante la posibilidad de la existencia de quebrantos financieros en agravio de las finanzas públicas del estado y la Federación.
Para el especialista, el concepto con que fue presentado el proyecto, en 2015, era bueno, pues servía para garantizar el derecho a la movilidad, acortar el tiempo en los trayectos y para tener un medio de transporte digno en la ciudad de Oaxaca; sin embargo, con el paso de los años a raíz de los presuntos actos de corrupción documentados en la ejecución de la obra, todo quedó “a años luz”.
Por su parte, el entonces presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción en Oaxaca, Felipe Palacios Sibaja, llamó a las autoridades estatales a auditar las obras del CityBús.
El experto había señalado que el CityBús fue ideado sin una planeación suficiente y sin una metodología técnica exigente, lo que había quedado de manifiesto en las múltiples contingencias que tuvieron que sortear los conductores de los autobuses durante su primera semana de prueba, como circular sin un carril confinado bien delimitado y entre vialidades anegadas y plagadas de baches, con la invasión de autos particulares, unidades de pasaje de otras empresas y, por si fuera poco, puestos ambulantes.