El enojo es algo que todos sentimos, pero cuando se nos va de las manos, puede afectar nuestras relaciones y nuestro bienestar, pero ¿qué pasa cuando somos de mecha corta y explotamos por todo?.
Si les suena eso de «soy de mecha corta», viene Mario Guerra a explicarnos por qué pasa y cómo podemos ponerle un alto.
Test: ¿Eres de mecha corta?
Responde a las siguientes preguntas con honestidad, eligiendo la opción que mejor describa tu comportamiento habitual:
Cuando alguien te lleva la contraria:
A. Escuchas su punto de vista con calma
B. Te sientes irritado pero intentas no demostrarlo
C. Alzas la voz y defiendes tu posición con todo
Si algo no sale como lo planeaste:
A. Buscas alternativas y te adaptas
B. Te frustras pero intentas mantener la compostura
C. Te enojas y culpas a otros o a las circunstancias
En el tráfico pesado:
A. Mantienes la calma y esperas pacientemente
B. Te sientes ansioso pero no reaccionas por fuera
C. Tocas el claxon y haces señas de enojo a otros conductores
Cuando alguien la riega y te afecta:
A. Lo tomas con filosofía, todos nos equivocamos
B. Te molestas pero intentas ser comprensivo
C. Reaccionas con enojo y lo haces notar de inmediato
Si tienes que esperar más de lo previsto en una fila:
A. Aprovechas el tiempo para hacer algo productivo o divertido.
B. Te desesperas pero esperas sin quejarte
C. Te quejas en voz alta y consideras irte
Cuando recibes una crítica:
A. La analizas objetivamente para mejorar
B. Te sientes herido pero tratas de no demostrarlo
C. Te defiendes agresivamente o contraatacas
Si alguien interrumpe tu concentración:
A. Pausas tu actividad y atiendes la interrupción amablemente
B. Te sientes molesto pero respondes con educación
C. Reaccionas bruscamente, mostrando tu irritación
Cuando las cosas no funcionan como deberían (ej. la tecnología):
A. Buscas soluciones alternativas con calma
B. Te frustras pero intentas resolver el problema
C. Maldices y consideras desquitarte con el aparato
Si alguien no cumple con lo prometido:
A. Hablas con la persona para entender qué pasó
B. Te decepcionas pero evitas confrontaciones
C. Expresas tu enojo directamente y exiges explicaciones
Cuando te sientes sobrepasado por las responsabilidades:
A. Organizas tus tareas y pides ayuda si es necesario
B. Te estresas pero intentas manejarlo internamente
C. Explotas y descargas tu frustración con quienes te rodean
Puntuación:
- Por cada respuesta a): 0 puntos
- Por cada respuesta b): 1 punto
- Por cada respuesta c): 2 puntos
Suma los puntos de todas tus respuestas para obtener tu puntuación total.
Resultados:
- 0-7 puntos: Mecha larga. Parece que manejas bien tus emociones.
- 8-14 puntos: Mecha media. Tienes control, pero hay espacio para mejorar.
- 15-20 puntos: Mecha corta. Eres como un campo minado. Un paso en falso y todo revienta dentro de ti.
Echando un vistazo bajo el cofre
Ahora que nos hemos hecho una idea de cómo está la cosa, vamos a hurgar un poco en por qué a veces brincamos como chapulín. ¿Te has puesto a pensar…?
- ¿Qué pasa por tu cabeza justo antes de explotar?
- ¿Recuerdas alguna situación en la que lograste mantener la calma cuando normalmente habrías explotado? ¿Qué fue diferente?
- Si pudieras regresar el tiempo, ¿cómo manejarías de forma diferente la última vez que perdiste los estribos?
- ¿Qué crees que pasaría si, la próxima vez que sientas que vas a estallar, te tomas un momento para respirar?
Estas preguntas no son para que me las contestes a mí, sino para que le des vueltas al asunto. A veces, simplemente pensar en estas cosas nos ayuda a ver las cosas de otra manera.
Por cierto ¿De dónde viene todo este fuego?
Vamos a ver de dónde sale toda esta leña que alimenta nuestro fuego interior:
- El pasado tiene lo suyo: A veces, cosas que vivimos de chicos o jóvenes, o en la familia, nos dejan como programados para reaccionar con todo.
- Ideas que no ayudan: Si andas por ahí pensando que «tengo que tener todo bajo control» o que «la ira me hace más fuerte», pues eso no ayuda.
- No sabemos qué hacer con lo que sentimos: Si nunca nos han enseñado a lidiar con emociones complicadas, es normal que acabemos explotando.
- Estamos saturados: Cuando llevamos mucho tiempo estresados, cualquier cosita nos puede hacer brincar.
¿Y esto cómo me afecta en el día a día?
Pues mira, tener la mecha corta puede dejarnos:
Con relaciones muy deterioradas. Tu pareja deja de compartir sus preocupaciones contigo por miedo a tu reacción.
Con problemas en el trabajo. Después de varias advertencias por tus reacciones explosivas, te encuentras en riesgo de perder tu empleo.
Con dolores de cabeza y la presión por las nubes. Después de discutir acaloradamente, notas que te duele la cabeza y sientes el corazón acelerado.
Sintiéndonos muy culpables con nosotros mismos. Te arrepientes de haber gritado a tu hijo por un error menor y te sientes como un mal padre.
Vamos a alargar esa mecha
¿Qué tal si exploramos algunas técnicas para evitar reacciones exageradas?
- Practica la atención plena: La meditación y los ejercicios de respiración pueden parecer poco convencionales, pero son sorprendentemente efectivos para manejar el estrés y las emociones intensas.
- Replantea tus pensamientos: Cuando sientas que estás a punto de perder el control, haz una pausa y pregúntate: «¿Esta situación realmente justifica una reacción tan intensa?».
- Toma distancia: Si percibes que tus emociones están escalando, date un momento para alejarte de la situación. Un breve paseo o contar hasta diez pueden hacer maravillas.
- Comunícate asertivamente: Aprende a expresar tus inquietudes y molestias de manera clara y respetuosa, sin recurrir a la agresividad activa o pasiva.
- Mantén un diario de emociones: Registra las situaciones que te alteran. Con el tiempo, podrás identificar patrones y anticiparte a ellos de manera más efectiva.
Para cerrar
Manejar nuestras emociones no se trata de reprimir nuestros sentimientos, sino de aprender a convivir armoniosamente con ellos. Es similar a aprender a montar en bicicleta: al principio puede ser desafiante y quizás experimentemos algunos tropiezos, pero con práctica y perseverancia, llegamos a un punto donde fluimos con naturalidad.
Recuerda, cada ocasión en la que logras mantener la calma en una situación que antes te habría alterado, representa un avance significativo. Continúa esforzándote; cada pequeño progreso te acerca más a una vida emocional más equilibrada y satisfactoria.