El hombre se adentró a una zona peligrosa aunque las autoridades pidieron a la población no acercarse al coloso y personal de Protección Civil tuvo que acudir a su rescate
Elementos de rescate y emergencia recibieron el reporte de un alpinista que había comenzado un acenso al volcán Popocatépetl y que se había quedado atrapado en una zanja del camino a Paso de Cortés al no respetar la alerta de emergencia.
De inmediato un equipo cercano al área de la Asesoría Integral de Protección Civil, agrupamiento de montaña y elementos del Ejército emprendieron la búsqueda del hombre.
La poco visibilidad de la noche, la constante actividad volcánica, lluvia de ceniza en la zona y la lluvia, dificultaron las labores de rescate.
Sin embargo, tras varias horas de labores los expertos en salvamento lograron encontrar al hombre en la zona conocida como “los arenales”, sin lesiones y a un constado de su vehículo particular.
Las autoridades mexicanas elevaron el domingo el nivel de alerta por el volcán Popocatépetl, situado unos 80 kilómetros al sureste de Ciudad de México, debido a una intensificación de sus explosiones.
Todavía no se requieren evacuaciones, pero el gobierno ultima los preparativos por si fueran necesarias, y pidió respetar un radio de seguridad de 12 kilómetros.
La Secretaría de la Defensa anunció por la noche que ya está lista una fuerza de tarea de la Guardia Nacional, el Ejército y la Fuerza Aérea, en coordinación con Protección Civil, que podría activar 6 mil 500 efectivos en cuanto fuera necesario “para atender cualquier emergencia que se presente”.
Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, anunció en conferencia de prensa que el semáforo volcánico, que es el instrumento para informar a la población, seguía en nivel intermedio, el amarillo, pero subía de fase 2 a fase 3 ante la reciente actividad registrada desde el pasado viernes.
Sin embargo, subrayó que “no existe ningún riesgo para la población en este momento”.
En esta etapa de actividad, en el cráter crecen rápido domos de grandes dimensiones que se destruyen en explosiones de intensidad creciente con lanzamiento de fragmentos incandescentes y flujos piroclásticos de mediano alcance.
Velázquez agregó que también pueden esperarse riesgos para la aviación y lluvias de cenizas “notorias” pero recordó que sólo tres explosiones de las 565 que ha habido desde septiembre de 2022 han sido grandes y que la actividad reciente no supera la máxima registrada en lo que va del siglo.
La expulsión de ceniza hizo cerrar durante unas horas el sábado los aeropuertos de la capital porque este fenómeno no sólo resta visibilidad sino que las cenizas pueden actuar como un abrasivo y dañar el fuselaje y las alas.
En el aire pueden generar problemas respiratorios de distinta intensidad. Su dispersión está directamente vinculada con la altura que alcance la columna de humo y con la dirección del viento.